sábado, 9 de febrero de 2013

Las fuentes de conocimiento del Derecho prerromano




Entre las fuentes indirectas de conocimiento, tienen un papel destacado los testimonios de los autores (sobre todo geógrafos e historiadores), singularmente, Polibio, Diodoro de Sicilia, Estrabón y Apiano, que escriben en griego, y Julio César, Tito Livio, Plinio y Pomponio Mela, que lo hacen en latín, aunque, no siendo aborígenes y escribiendo por lo general en épocas tardías, sus referencias llevan implícito el riesgo de que, al tratar de describir las situaciones jurídicas del país, sólo acierten a reflejar ciertos aspectos de ellas, los que han captado de acuerdo con su mentalidad, su interés o su formación y no la totalidad de las mismas.


También son de interés las inscripciones epigráficas, pero muchas de ellas, casi siempre fragmentadas y realizadas en lenguas vernáculas, son difíciles de reconstruir y traducir. Cuando el texto ha sido redactado en lengua conocida (griego o latín) queda la duda de si el autor ha sabido reflejar el alcance de la institución o del acto jurídico del que queda constancia en la inscripción.


Para paliar las deficiencias de las fuentes referidas, o de otras como los restos arqueológicos, es preciso recurrir a otros métodos, propios también de las ciencias históricas, si bien éstos aisladamente tampoco ofrecen una seguridad plena en cuanto a sus resultados. Uno de ellos es el método comparativo, con el que se pretende llenar las lagunas en el conocimiento de las instituciones de una comunidad primitiva determinada con datos mejor conocidos procedentes de otra sociedad, coetánea, posterior o incluso reciente, a la que se atribuyen analogías con la primera. El método de las supervivencias, por su parte, permite completar el conocimiento de una época o una comunidad estudiando los vestigios que de ellas se encuentran en épocas posteriores más accesibles al investigador y mejor conocidas.


Fuente:

Manual de Historia del Derecho (Temas y antología de textos).

Enrique Gacto Fernández, Juan Antonio Alejandre García, José María García Marín.

Página 23.

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